Cuando Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, presentó el proyecto de la Superliga Europea de Fútbol, de manera formal, en el programa televisivo español “El chiringuito de Jugones” el 19 de abril de 2021, luego de sacar un comunicado ese mismo día anunciando su creación, se desató una ola de críticas, de parte de los estamentos del futbol europeo y mundial, que vieron cómo se desafiaba su status quo y el de los torneos que organizaban, especialmente en el Viejo Continente, sacando estos toda su artillería pesada tanto en el ámbito legal como deportivo, para tratar de defenestrar a sus principales valedores.
Al día siguiente de conocerse la noticia de la creación de la Superliga, cientos de aficionados salieron a las calles de varias ciudades europeas, indignados porque pensaban que, con esta nueva y glamorosa competición, los torneos que existen se verían diezmados. Sin embargo, la premisa de este torneo es dar un equilibrio que actualmente se está rompiendo por el desinterés que existe en el fútbol debido a la corrupción que ha habido en sus máximos entes, y por los jóvenes que en el mundo actual buscan más la inmediatez, y que ya no se sientan frente a sus televisores como los fanáticos más veteranos a observar los juegos de fútbol que se transmiten cada semana.
Por supuesto, el presidente del Real Madrid quiere velar por sus propios intereses y de otros equipos grandes del Viejo Continente, pero la UEFA y la FIFA, antes de dar una negativa rotunda a la creación de este torneo deberían estudiar la propuesta, y ver si es factible y compatible con su idea, y dejar de pensar que cualquier proposición o competencia nueva viene a desafiarlos, sino que deben aportar ideas que puedan ayudar al fútbol y no monopolizar a un deporte que es amado por millones de personas en todo el mundo.
Magnates, inversionistas y jeques
Desde hace algunos años, la mayoría del fútbol está guiado por los magnates, inversores y los jeques con sus petrodólares que vienen a “bañar” de oro al deporte más seguido por las masas, en ocasiones, esto se puede convertir en un plus, para que los clubes crezcan, pero en otras se vuelve una pesadilla para los que no poseen este tipo de ayudas.
Ha quedado demostrado que tener todo el dinero del mundo, pero no poseer un proyecto futbolístico serio, no te ayuda a ganar títulos.
Primero fueron los inversionistas con capital extranjero los que tomaron las riendas de los clubes en distintos países, después llegaron los magnates y luego llegó el llamado «petrodólar” que, en la actualidad, mueve más al mundo del fútbol, sin dejar de lado a los fondos de inversiones. Estos factores son los que han hecho que aumente aún más la disparidad entre un club y otro.
El magnate ruso Román Abramóvich, que al comprar el club inglés Chelsea, en el 2003, empezó a abrir más la brecha en el fútbol haciendo uso de talonarios de cheques, para adquirir a los jugadores que el dinero pudiese comprar. Luego llegaron los jeques árabes, quienes desde el 2008, con la llegada de empresarios de los Emiratos Árabes a otro club británico, el Manchester City, han puesto en jaque a otros clubes, permitiéndoseles gastar más de los debido y romper cualquier regla del “fair play” financiero, llegando a niveles insospechados como los ocurridos con el París Saint Germain (PSG), en Francia, quienes por su poderío económico hasta llegaron a “convencer” a la propia, Federación Francesa de Fútbol de cambiar su voto, a último momento, para beneficiar la llegada de la Copa del Mundo a Qatar, en el 2022.
A todo esto, en los últimos años, ha quedado demostrado que tener todo el dinero del mundo, pero no poseer un proyecto futbolístico serio, no te ayuda a ganar títulos, que al final es lo que todos quieren: que su equipo de fútbol favorito conquiste los torneos más deseados a nivel mundial.
Los máximos entes del fútbol deben escuchar
A pesar de todo, la transparencia ya casi no existe porque al final todo es una gran mentira. El fútbol ya no es más de la gente, sino que cada día pasa a ser de las personas que tienen más dinero.
Por eso, quienes dirigen el fútbol profesional, deben escuchar más a los aficionados y menos a “don Dinero”, porque ellos son quienes le otorgan la tan necesaria pasión a este deporte que, si continúa por un camino escabroso, por el cual está actualmente, será muy difícil recuperar la esencia y cada día las personas se alejarán de esta actividad que ha movido a las masas por tantas generaciones.