Este mediodía, desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, el papa Francisco dijo que “la Palabra de Dios debe resonar, retumbar, ser un eco dentro de nosotros. Cuando existe este eco interior que se repite, significa que el Señor habita en nuestro corazón”.
“El Señor busca corazones dóciles que, acogiendo su Palabra, se dejan transformar dentro. Por eso, es tan importante familiarizar con el Evangelio, tenerlo siempre al alcance de la mano -incluso un pequeño Evangelio en el bolsillo, en el bolso- para leerlo, releerlo y apasionarse”, añadió.
Cuando esta acción se realiza, afirmó el sumo pontífice, “Jesús, Palabra del Padre, entra en nuestro corazón, se vuelve íntimo y nosotros damos frutos en Él”.
Aseguró que es necesario que el “gran mandamiento” de amar a Dios y al prójimo “resuene en nosotros, sea asimilado y se convierta en voz de nuestra conciencia”.
Ningún santo es igual a otro
Minutos previos al rezo del Ángelus, Francisco expresó que en la “Liturgia de hoy, el Evangelio habla de un escriba que se acerca a Jesús y le pregunta: ‘¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?’”
Frente a esta interrogante Jesús contestó “citando la Escritura y afirma que el primer mandamiento es amar a Dios; de este, como consecuencia natural, se deriva el segundo: amar al prójimo como a sí mismo”.
El obispo de Roma agregó: “Al oír esta respuesta, el escriba no solo reconoce que es justa, sino que, al hacerlo, al reconocer que es justa, repite casi las mismas palabras pronunciadas por Jesús”, por eso, “la Palabra del Señor no puede ser recibida como cualquier noticia, porque hay que repetirla, asumirla y custodiarla”.
Ante cientos de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el santo padre señaló que cada uno de nosotros puede convertirse en “una ‘traducción’ viva, diferente y original, de la única Palabra de amor que Dios nos dona”, situación evidente en la vida de los santos que “ninguno es igual al otro, todos son diferentes, pero todos con la misma Palabra de Dios”.
Al finalizar el rezo del Ángelus dominical, el romano pontífice hizo un llamado a los líderes de las naciones para que apoyen a la población de Haití “que vive en condiciones extremas”.
“Y vosotros, al regresar a casa, buscad noticias sobre Haití y rezad, rezad mucho. ¡No los abandonemos!”, advirtió al público que lo escuchaba.
Con información de Vatican.va.