El Gremio Nacional de la Industria Gráfica se constituyó en el primer tercio del 2021. Uno de sus fines es “apoyar y orientar a toda entidad educativa que formen profesionales de la industria gráfica y, de esta manera, dar a esta industria especialistas a la medida del sector gráfico”.
Precisamente, para cumplir con ese objetivo, José Yvan Chamache Chiong, presidente de esta asociación, firmará este viernes 23 un convenio interinstitucional con el Instituto Superior Tecnológico Público Diseño y Comunicación (IDC Diseño y Comunicación).
“La creación del Gremio Nacional de la Industria Gráfica fue una respuesta a una necesidad pospandémica”, afirma Chamache a Infopangea.
“En la actualidad, tenemos cerca de 200 empresas inscritas en nuestra asociación y esperamos que esta cifra se cuadriplique después del viaje a la zona macronorte que hemos realizado a las ciudades de Chimbote, Chiclayo, Trujillo, Cajamarca y Piura. Todavía no consideramos los viajes a la zona sierra y selva de nuestro país”, revela el entrevistado.
En el país hay varias asociaciones que agrupan a otras empresas del sector gráfico. ¿Por qué crear un nuevo gremio y no unirse a otros ya existentes?
La necesidad de crear un nuevo gremio es porque las asociaciones existentes no han dado soluciones. No se trata de una crítica, es más, soy amigo de mis hermanos gráficos de otros gremios, los cuales no han dado soluciones a nuestros problemas.
¿Y por qué los gremios existentes no han generado soluciones?
Primero, porque cuando se crean instituciones, como la nuestra, tiene que existir una filosofía clara y saber hacia dónde enfocarse y, sobre todo, hay que ser un entendido en el tema. En nuestra industria no siempre un gerente o presidente de una empresa es experto en artes gráficas. Y eso es lo que, a veces, confundimos. Puedo tener una compañía, pero no soy experto en el tema, a diferencia de los jefes de planta y otros especialistas; entonces, si no domino el tema y presido un gremio dedicado a una industria, no podré dar soluciones.
En segundo lugar, si creo un gremio porque lo considero socialmente bueno, pero no me enfoco en las problemáticas o las necesidades existentes, entonces he formado un club, pero no un gremio.
Tercero, Perú y Latinoamérica tienen un problema antropológico porque a nuestros países nos gusta que surja un líder y que el resto se acople a él. Esa es la respuesta a la pregunta.
¿Cuáles son los principales logros que su gremio ha conseguido hasta el momento?
El principal logro ha sido promover el despertar de una industria totalmente caída y sin esperanza. Este peregrinaje gráfico a la zona macronorte del país [realizado semanas atrás] ha tenido ese primer objetivo.
Previamente, hubo acciones y sucesos que no han sido públicos o no se ven, pero detrás hay una estructura gremial que permiten que la fase Despertar sea una realidad.
Si no se despierta a las personas y entusiasma sobre la importancia de ser empresarios gráficos, no se logrará nada.
Hoy Trujillo está “despierto” y hasta se han pedido perdón [algunos empresarios del sector]. Eso no se ve en las redes sociales. En las reuniones que sostuvimos en esa ciudad se ha dicho “me gusta aprender de Gráfica Real” y el representante de esta empresa ha manifestado “nuestras experiencias las vamos a enseñar y queremos que ustedes también triunfen”. Eso es un ejemplo y similares casos ocurrieron en Cajamarca y otras ciudades del norte peruano.
Según nos comentan los empresarios gráficos, es la primera vez, que reciben visitas no por motivos políticos, sino para comunicar una visión o pensamiento. Esta primera fase de Despertar ha sido un total éxito, y las personas se están pasando la voz, porque a diario me llaman preprensistas, profesionales, diseñadores, imprenteros que me expresan sus disponibilidades de apoyo o ayuda. Esa es la diferencia del Gremio Nacional de la Industria Gráfica con otras organizaciones.
¿Cuál es su análisis sobre la realidad actual de la industria gráfica peruana?
Económicamente esta caída y filosóficamente está en un renacimiento. En estricto, la industria gráfica está caída, no estaba unida, no había institucionalidad, porque las instituciones que existían no supieron salvaguardar la industria.
No quiero dar nombres, pero si yo veo que mis hermanos gráficos se caen porque un alcalde les dice que “se tienen que mover” de un determinado lugar, las asociaciones gráficas tenían que hacer algo al respecto. Por otro lado, si el Gobierno declara una situación de emergencia, necesariamente se tuvo que generar una protección de mercado.
Existen asociaciones como la Federación Gráfica del Perú, creada en 1919, y que promovió el Día del Gráfico Peruano, el 14 de enero…
También hay otras asociaciones gráficas que tienen muchos años en el mercado…
Así es, tienen muchos años. Sin embargo, el tema no es de tiempo ni de gente, sino lo que puedo hacer realmente por una industria.
En la práctica, cuando una asociación o gremio no hace nada por la industria literalmente está en papeles, pero no existe. Eso ya se veía venir porque cuando no existe filosofía ni visión de las cosas, todo cae por naturaleza.
Lo que estoy haciendo con el Gremio Nacional de la Industria Gráfica es revivir al gráfico, decirle que somos un conglomerado, que representamos el 2 % del producto bruto interno, que damos 200 mil puestos de trabajo a nivel nacional, y que movemos una industria manufacturera que es clave para el país.
Sin la industria gráfica un país no se mueve. Ocurre que este concepto nadie lo ha explicado y no estoy “inventando la rueda”. Por mi parte, doy el primer paso con acciones, porque amo la industria gráfica que es pasión, y si conseguimos seguidores, los gremios podemos determinar la política de Estado, como sucede en Europa.
En nuestro país hay personas que no saben nada sobre las diferentes industrias, pero se ponen a dar políticas, sin conocer la realidad. Por mi parte, estoy muy relacionado con los gremios de calzados, panaderos, mochilas y otras asociaciones de comerciantes.
“El Gremio Nacional de la Industria Gráfica que presido es una respuesta a las necesidades, un clamor de mis hermanos gráficos”.
¿Hubo un antes y después de la pandemia de COVID-19 en la producción comercial de las empresas gráficas peruanas?
Sí se puede hablar de un antes y después en nuestra industria, pero ese proceso tuvo un origen. Recordemos que nuestra industria se basa en micro y pequeñas empresas [galerías gráficas Unicachi, Unicentro y Guizado], empresas gráficas medianas [Lince y conos de la ciudad] y las grandes empresas gráficas que están en Ate. Son tres niveles.
Las mypes peruanas [micro y pequeñas empresas] formales e informales son 13 millones 800 mil, donde están incluidas las mypes gráficas. Por su parte, las mypes formales apenas llegan a los dos millones 800 mil. Es claro que el impacto lo han sentido las mypes gráficas. Eso se inició cuando un anterior alcalde de Lima Metropolitana [Luis Castañeda] dispuso desalojar a las mypes gráficas del centro de Lima. En ese momento, se inició el declive comercial, y, por si fuera poco, la pandemia de COVID-19 destruyó a las mypes.
En cambio, las medianas y grandes empresas gráficas han sentido el bajón pospandemia, en ellas sí hubo un antes y después comercial.
En general, la industria gráfica nacional es reconocida por su informalidad y porque sus empresas compiten por precio. ¿Está de acuerdo con ambas características?
En primer lugar, discrepo en que la industria gráfica sea considerada como informal. La informalidad es un problema de economía en el Perú y el Estado es un muro para la formalización. Ahí entramos a niveles macroeconómicos.
Sobre la competencia por precio, es el resultado de un desconocimiento porque los gremios a nivel nacional no están organizados y se vive del día a día porque no hay otra salida que competir por el precio.
Adicionalmente, los dueños de establecimientos de galerías comerciales son abusivos, por ejemplo, durante la pandemia cortaron el servicio de energía eléctrica porque algunos empresarios gráficos no podían pagar los alquileres de los locales. En esa situación, era esencial la intervención de los gremios, de lo contrario, cuando no hay soluciones surgen las respuestas.
En ese sentido, el Gremio Nacional de la Industria Gráfica que presido es una respuesta a las necesidades, un clamor de mis hermanos gráficos. Por eso, decidí crear esta asociación.
¿Existen diferencias entre las empresas gráficas de Lima y el interior del país?
A nivel mypes, la diferencia es mínima. En cambio, con las medianas y grandes empresas se notan las diferencias. Una mype no puede pasar a ser una mediana empresa y una mediana no puede pasar a ser una gran empresa porque en nuestro país hay un problema de política de Estado.
Por ejemplo, en Europa, las grandes empresas se preocupan para que las pequeñas se conviertan en medianas empresas y estas, a su vez, se transformen en grandes empresas, porque saben que, cuando el mercado gira, las grandes empresas se convierten en súper grandes, impulsando así las industrias.
Eso no sucede en el Perú porque, en general, el egoísmo alcanza a las grandes y medianas empresas. Sin duda, es un tema de concientización, visión, política de Estado y conocimiento.
Sobre política de Estado, ¿qué entidad pública debe apoyar más a la industria gráfica y no lo está haciendo?
A primera instancia, el Ministerio de la Producción que trabaja con el Ministerio de Economía y Finanzas, lógicamente también el Congreso de la República interviene cuando genera leyes. Sin embargo, tengo otra perspectiva de las cosas, porque considero que la raíz del asunto es la falta de conocimiento.
Por ejemplo, hace poco conversé con el viceministro de la Producción y me di cuenta que había una confusión en ciertos temas. Los funcionarios no sabían lo que era la ISO 12647 [una referencia para el control de procesos y la gestión del color en la producción de productos impresos] y desconocían cómo generar esta certificación. Adicionalmente, los representantes de dos gremios que estaban en la reunión no sabían por dónde empezar. Estaban entrampados.
En esa línea, como presidente del Gremio Nacional de la Industria Gráfica manifesté que conozco la empresa certificadora y al respectivo auditor. También expliqué que esa ISO es, en realidad, la ISO 12647 Plus porque la ISO 12647 invoca a otras ISOs, que están relacionadas con la gestión del color.
Por eso, es importante ser un gráfico de cuna, de lo contrario, se realizan “disparos al aire”.
En una reunión reciente en la SNI, sostuvo: «Mi compromiso será transformar a las mypes gráficas en empresas medianas, y a las empresas gráficas medianas en empresas grandes». ¿Cómo logrará estas acciones?
Creando cinco parámetros. Primero, reconocer el mercado interno [privado y estatal] y externo que incluye los acuerdos internacionales.
Además, financiamiento, en donde interviene el Estado, con las leyes para conseguir que los bancos y las cajas presten dinero a las empresas del sector. Asimismo, innovación y tecnología que cambiarán el paradigma de cómo trabajar. También institucionalidad que debe ser solicitada por los gremios. Por último, sostenibilidad en el tiempo.
Con estos cinco parámetros, la industria gráfica crece, crece y crece.
De estos cinco parámetros, ¿cuál es el más complejo o difícil de realizar?
Ninguno. Simplemente es un tema de voluntad política y, para que nos hagan caso, la industria gráfica nacional tiene que ser fuerte.
Nosotros compartimos la solución y el camino para resolver la problemática. Eso lo hacemos como Gremio Nacional de la Industria Gráfica, acompañado de delegaciones de 50 personas por ciudad a lo largo del país. Mi visión es que nuestra industria despierte de la inercia en que se encuentra.
¿Se visualiza en el 2026, como posible candidato para ser congresista de la República?
No, en realidad. Por ahora, estoy abocado a mi gremio y a enseñar a otras asociaciones, pero si eso ocurriese, enhorabuena, y sería producto de un momento o circunstancia. Es ucrónico dar una respuesta en este momento.
Mi principal labor es que los gráficos se encuentren bien. Esa una necesidad inminente.
¿Ha notado celos, envidias o rivalidades de otros gremios de la industria gráfica nacional hacia su gestión?
No he visto esas actitudes hacia mi persona. Yo les doy a otros gremios lo que tengo, si lo quieren utilizar, en buena hora, caso contrario, no me concentro en eso porque lo considero una pérdida de tiempo.