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Mateo Bertie: “En Perú y Latinoamérica las tasas de previsión son muy bajas”

El futuro puede ser incierto si influye la coyuntura económica, política y social. Estos factores impactan en las situaciones y la estabilidad de las personas. Sin duda, cuando ocurren dentro de las familias los malestares de salud de uno de sus integrantes, las crisis económicas, la muerte, entre otros episodios inesperados, la incertidumbre se apodera de todos los integrantes del clan familiar.

No obstante, si el futuro financiero de una familia ha sido previsto, con seguros, inversiones y otras estrategias, los malos momentos pueden ser mejor llevados.

“El futuro financiero consiste en entender dónde queremos estar, pensando a largo plazo, es decir, 10, 20 o más años”, asegura Mateo Bertie Pflucker, director comercial de Futura Wealth Management.

En entrevista con Infopangea, el experto en planificación patrimonial manifiesta que “la forma más común de entender el futuro es nuestra jubilación, o sea, nuestros años dorados, en el mejor de los casos, etapa de la vida que todas maneras llegará”.

“Al respecto, la única duda es saber si vamos a llegar preparados, o ajustados, o en una situación muy precaria. Realmente vivimos, en Perú y Latinoamérica, de otra manera, si nos comparamos con Europa o Estados Unidos, donde la previsión hacia el futuro es mucho más avanzada”, expresa Bertie.

Según el entrevistado, “en Perú y Latinoamérica las tasas de previsión son muy bajas”. Eso se evidencia en “la penetración de los fondos de jubilación, la previsión, los aportes, o cuánto destinan las personas de sus ingresos para llegar lo mejor preparados a esta etapa de la vida”.

¿Por qué las tasas de previsión son bajas en la región? ¿Es un factor cultural?
Definitivamente, es un factor cultural. Sucede que lo más común es pensar que no nos vamos a morir, nunca nos vamos a enfermar y nos enfocamos en vivir el día a día. Sin embargo, en la práctica son sucesos que ocurrirán sí o sí, aunque no queramos.

De repente, ¿la previsión no es una prioridad necesariamente?
Cierto. Es muy difícil ver como prioridad algo intangible que está a 25 años en el futuro. Es más fácil priorizar las cosas que se pueden tocar, oler, gastar y dar una satisfacción inmediata. Eso, definitivamente, es parte de lo que genera el cerebro humano. Por eso, se requiere un poco más de educación financiera, de postergar ese placer inmediato para ir regando “esa plantita” que es el futuro financiero estable.

¿Qué frases suelen expresar las personas cuando no avizoran su futuro?
Las personas dicen “yo nunca me voy a retirar, porque voy a trabajar para siempre”. Esa mentalidad está bien, pero uno debe trabajar por gusto y no por necesidad. En la práctica, avanzan las tecnologías que cambian el entorno laboral y lo estamos viendo en personas que ni siquiera son muy mayores de edad. Realmente, cada vez se va a requerir más esfuerzo para estar al día con el desarrollo de las nuevas tecnologías, para estar activos y competitivos, en un entorno muy cambiante. Por otro lado, ¿quién sabe lo que puede pasar mañana? No necesariamente lo digo por un fallecimiento, sino por un tema de salud que impediría laborar al mismo nivel que antes.

¿Y cómo se puede contrarrestar esta situación?
En mi caso, ayudo a mis clientes a evitar que lleguen a una difícil situación, por ejemplo, que los hijos tengan que encargarse de sus padres en la etapa de sus jubilaciones.

Familia Pixabay Infopangea
Mateo Bertie: “En un mundo cada vez más global, las personas buscan más independencia y alternativas fuera del país, para protegerse en dólares y tener la mayor certeza posible de que lo dejado por ellas, serán recibidos por sus beneficiarios”. / Foto: Pixabay.

“Todo empieza con la educación financiera”
¿Es conveniente que el futuro financiero sea un tema de interés en los colegios de educación secundaria del país?
De acuerdo, no solamente en la secundaria, sino se tiene que enseñar desde la primaria. En la práctica, no se enseña ni se difunde este tema en la universidad. En toda mi etapa educativa, incluso a los 24 años que terminé mis estudios superiores, nunca me dieron una sola clase, tampoco en ninguna de las instituciones educativas, sobre cómo organizar mi propia planificación financiera. Es un caso que definitivamente está faltando y, en parte, eso genera esa baja penetración de protección y de planificación a futuro. Todo empieza con la educación financiera. En mi propio caso, eso llegó más o menos a la fuerza. Ahora soy padre de dos hijas y tengo dos hijas más en camino. ¡Seré padre de cuatro hijas! Sucede que cuando tienes una familia grande dices “nadie vendrá a salvarme”. Por lo tanto, tienes que averiguar por otros mecanismos, herramientas u hoja de ruta para quitarte el “peso de esa mochila” de la responsabilidad, del plan de 25 años a futuro de gastos garantizados, porque no puedes elegir ser papá un día y otro no. Sé que tendré que esforzarme para darle lo mejor a mis hijas y que tengan todas las oportunidades en sus vidas. No quiero pasarme los próximos 25 años preocupado y estresado. Eso se puede resolver con previsión, visión a largo plazo y empleo de todas las herramientas disponibles.

A propósito, ¿la pandemia de COVID-19 y la elección de Pedro Castillo como presidente del Perú, en el 2021, impactó en el futuro financiero de los peruanos?
Ambos eventos, de hecho, son importantes. He notado que, para muchas personas, sobre todo jóvenes ambos sucesos influyeron para que hayan retirado sus fondos que ya tenían aportados en las AFP o de sus compensaciones por tiempo de servicios. Eso ocurre, en parte, porque el tema político no les genera seguridad en el futuro. En la práctica, [en Perú] cada cinco años los peruanos estamos preocupados por saber quién será elegido presidente de la república. No sabemos qué va a pasar, a diferencia de Estados Unidos, donde existe una bolsa americana que tiene un crecimiento constante en los últimos 100 años. En Perú, siempre estamos expuestos y preocupados por este tipo de situaciones políticas que generan en las personas el interés de salir del país, previa protección de sus patrimonios y ahorros. Muchas personas aprovecharon todas las oportunidades para retirar sus fondos de AFP, pero no necesariamente porque no les importe su jubilación, sino porque desconfían cómo funcionan las disposiciones de manera local, así como la seguridad y la tranquilidad en el futuro. No solo es la flexibilidad que tienen las personas para retirar sus fondos, es decir, cuánto pueden retirar, si será suficiente o no. Es considerar un dinero intangible a 20 o 25 años, el cual se constituye en un tesoro. Si te dicen espera 25 años y no sabes qué vas a encontrar, en ese caso, todo es más difícil de pensar.

Las personas dicen “es mi dinero”, por lo tanto, yo decido si lo retiro o no. Hablamos de más de 20 años, ¿verdad?
Correcto, porque ¿cuánto es el tiempo ideal para que una persona empiece a planificar su jubilación? Lo ideal es a los 30 años, porque mientras antes empieces, menos capital necesitarás para que ese monto vaya creciendo con el interés compuesto y termine generando un monto muy alto para el momento de la jubilación. Entonces, mientras antes empieces a aportar para tu jubilación, menos tienes que aportar para llegar a un monto igual o superior. Si empiezas después, vas a necesitar aportar cada vez más, para tener una jubilación digna.

¿Maneja cifras o estadísticas acerca del desarrollo del futuro financiero en el Perú?
El dato más impactante es que tres de cada 10 personas aportan activamente al sistema de AFP, es decir, siete de cada 10 trabajadores no están construyendo una pensión futura, a través de los mecanismos tradicionales.

Es una cifra bien alta…
Sí, súper alta, pero más preocupante es para las personas que sí están aportando a los sistemas tradicionales, lo que van a encontrar para su jubilación, es decir, cuando cumplan 65 años, proyectado por los próximos 20 años.

¿Cómo se sustenta eso?
Cuando se habla de jubilación, hay que proyectarse en ese horizonte. Si queremos ser más conservadores, lo podrías proyectar a 25 años, es decir, vivir hasta los 90 años, si nos basamos en la tasa de vida de las personas en el Perú.

Siendo optimistas también.
Normalmente de los 65 a los 85 años de edad es como se consideran los entregados del periodo de jubilación. Ahora, de las personas que sí están aportando y cumplen todos los años, cuando lleguen a su edad de jubilación, se van a poder retirar con aproximadamente el 30 % de lo que necesitan hoy a sus 45 años para vivir.

“El tiempo siempre será el mejor amigo de una inversión.”

Hay un desfase ahí, ¿verdad?
Por supuesto, hay un desfase tremendo. Supuestamente uno trabaja toda tu vida para llegar a la jubilación y disfrutar de todo ese esfuerzo y todos esos años de duro trabajo, además, relajarse, viajar, estar con la familia y vivir tranquilo. Sin embargo, en la práctica, uno llega a la etapa de jubilación con el 30 % de ingresos de lo que vivía hace 20 años. No hace mucho sentido esa ecuación matemática. Por eso, el punto más importante es la educación financiera que se tiene que enseñar desde el colegio, e informar que es insuficiente depender únicamente del sistema del Estado o del privado de jubilación o de pensiones. El tema dependerá de cada persona estructurar de forma privada, independiente y por diferentes vehículos, su propio horizonte a largo plazo, ir “regando esa plantita”, destinar cada vez más un porcentaje mayor de sus ingresos en ahorro e inversión. Primero ahorro, aunque es muy común poner los billetes bajo el colchón, eso tampoco es suficiente, porque la inflación se está comiendo el capital todos los años. Por ejemplo, si a una persona le roban su teléfono móvil en la vía pública, es natural molestarse e indignarse y hacer algo a futuro para prevenir nuevamente un suceso similar. Con el tema de la inflación sucede algo similar, pero no mucha gente toma las precauciones, porque todos los años el dinero que se guarda está perdiendo valor, o sea, la inflación está quitando poder adquisitivo todos los años, y no es un poder adquisitivo menor. Eso se observa en los precios en los supermercados o cuando vas a comer a un restaurante, realmente todo está más caro, y eso se traslada a la inflación educativa y de vida. Por eso, ¿de qué sirve guardar dinero ahora?, porque es probable que luego de 25 años el valor del dinero ahorrado valdrá menos de la mitad, siendo muy optimistas.

En su perfil de Instagram afirma, “he ayudado a más de 150 familias a planificar su futuro financiero y protegerse ante riesgos”. ¿Cuáles han sido los principales paradigmas que ha escuchado, de parte de esas familias, antes de contratar sus servicios?
Una de las creencias más comunes implantadas son las prioridades, basadas en ellas las personas podrán decidir por su futuro y no ser una carga para sus hijos. En general, existe una diferencia entre decirlo y hacerlo. Tengo muchos casos que cuando empiezo una asesoría me dicen “si algo me pasa a mí, quiero que mi familia esté bien económicamente”, o “cuando llegue a la edad de jubilación no quiero ser una carga para mis hijos”. Sin embargo, no toman ninguna acción en el presente. En ese sentido, parte de mi trabajo es estructurar un plan, para que las metas más importantes de esas personas, a futuro, estén alineadas con sus acciones hoy. Lo más fácil es postergar esa decisión porque, muchas veces, el cerebro humano prioriza la satisfacción inmediata y eso es totalmente normal.

Aunque lo nuevo puede llegar nunca…
Lo otro es que piensan en el futuro cuando “caiga el dinero” para empezar, o “lo hago el próximo mes”, o están esperando algo externo. Lo más importante es que no se trata del monto, son decisiones mentales, muchas veces, más que financieras. El asunto no es dejar de gastar en algo, para hacer lo otro.

Y el reto suyo es educar e informar al mercado. ¿Eso marca la pauta para las tomas de decisiones?
Sí, correcto. Finalmente, un buen plan siempre respalda, sin importar el monto, sea mil soles, dos mil, cinco mil o diez mil. Estructurarlo de forma ordenada, para que esté alineada con las metas financieras, de esta manera, se llegará a la tranquilidad.

Para sintetizar, ¿el futuro financiero es sinónimo de seguros y ahorros?
Lo resumo en seguros, ahorros e inversiones para asegurarnos que una familia esté protegida, sin importar lo que le pase al padre o la madre, los principales aportadores a la economía de la casa. Esa debe ser la prioridad. En segundo lugar, ayudar a construir fondos a largo plazo, para lograr las metas más importantes. Tercero, que puedan acceder a lo mejor de la medicina mundial y evitar que un eventual percance se convierta en una película de terror económica. El 66,6 % de las bancarrotas familiares tienen algo que ver con gastos médicos inesperados. Por último, ayudarlos a que su dinero, soles o dólares, esté invertido para protegerlo de las inflaciones. De esta forma, se garantiza una proyección, a largo plazo, estable y de crecimiento.

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El director comercial de Futura Wealth Management dice: “En Perú, los seguros de vida ofrecen tasas muy bajas, en realidad, son unas de las más bajas de la región. / Foto: Pixabay.

“Es más estable construir a largo plazo”
Ha citado seguros, ahorros e inversión. ¿Cuál de estos tres elementos es el más fundamental?
En primera línea, propongo la protección, con seguros de vida o de salud. Una persona puede tener ahorrado soles o dólares, 50 000 o 100 000, pero si tiene hijos, o personas que dependen de uno, que son menores de edad, por lo tanto, habrá 20 años de gastos garantizados, y esos montos serán insuficientes. Por ejemplo, para construir una casa en un terreno sólido, primero hay que protegerse de riesgos. Poco servirá tener 7 000 soles ahorrados, si mañana se presenta un tema médico y no se tiene una buena cobertura, o sea, todo el esfuerzo que ha demorado tres años en construir ese fondo, se irá rápidamente. Obviamente, cada variable dependerá de la gravedad del asunto médico y también de la cantidad del fondo, pero es más estable construir a largo plazo, empezando por la protección. La figura es como una pirámide, que yo denomino una “pirámide de gestión patrimonial”.

Denos más detalles sobre este concepto.
Primero, es fundamental tener ingresos y excedentes. Al respecto, existen fórmulas para salir de deudas o manejar un presupuesto anual, para “domar ese caballo” que está fuera de control, porque parece más fácil de lo que es. En la práctica, muchas personas gastan más de lo que realmente ingresa a su bolsillo, y eso generan problemas. Así como, a largo plazo, el interés compuesto suma mucho, también funciona en contra. Entonces, vivir con menos dinero del que ganas, se finalizará con deudas, los bancos lo van a perseguir, los intereses serán altísimos y salir de esa situación será cada vez más difícil. Entonces, tener excedentes, significa que la organización económica está ordenada.

¿Puede darnos un ejemplo?
La forma más clásica de distribuir los ingresos es 50 % para gastos, 30 % para entretenimiento y 20 % para ahorro e inversión. Una vez que eso está ordenado, el siguiente escalón de la pirámide es el manejo de riesgos, y los dos principales son los seguros, de vida y salud. Luego pasamos a la planificación a largo plazo. Las familias tienen usualmente a la educación y la jubilación como sus dos objetivos básicos en su planificación familiar patrimonial. Entonces, es necesario que las familias cubran estos dos eventos de gastos garantizados, para que estén lo mejor preparadas, regando sus “plantitas” todos los meses y que ese momento sea un tiempo de disfrute y no de ajuste económico.

¿Y qué nos puede decir de la inversión?
Una vez que ya tengo claro mis ingresos, protección y planificación a largo plazo, en la parte superior de la pirámide, encuentro el crecimiento del capital y las inversiones, porque hay que pensar en el largo plazo, con un intangible que va a crecer. Una vez que lo primordial está cubierto, obviamente uno también quiere vivir bien, mejor y lo más antes posible. En ese sentido, entra el factor de la inversión y de múltiples vehículos que existen para crecer el capital. El tiempo siempre será el mejor amigo de una inversión. No ha habido ni un periodo de 15 años, por más que haya ingresado en el peor momento posible, con la peor suerte, en el peor día, que durante 15 años no se haya vuelto un producto rentable. Ocurre que, en el corto plazo, no sabemos qué pasará mañana, por más que tenga un historial de inversión súper rentable, quién sabe el próximo año esa inversión, si es una renta variable, puede ir bien o mal. Por eso, la idea es diversificar la inversión en diferentes lugares y que se encuentre lo más protegido ante riesgos posibles, con diferentes niveles de rentabilidad.

Oferta de los seguros
¿Cómo analiza la oferta y la calidad de los seguros de vida, salud, de viajes, etc. del Perú, comparándolos con otros países de la región?
A nivel macro, si lo comparamos con alternativas internacionales, considero que tenemos buenas opciones en el mercado local. Sin embargo, los consumidores y los clientes deben analizar ciertos puntos. Primero, la moneda. En Perú, todas las coberturas de seguros de vida o de salud y las inversiones, se emiten en soles porque son productos regulados. Existen riesgos geopolíticos en el Perú y la región, como en Argentina y Venezuela. Cada vez más familias, inversionistas y profesionales buscan que su protección esté fuera del país, para que tenga la protección del dólar, la moneda dura. Por ejemplo, en el 2019, en Argentina, se contrataban seguros de vida, que se pagaban por 10 años, y ese año la moneda se devaluó 50 %, por lo tanto, el consumidor se encontrará en una situación muy precaria y lo que sus beneficiarios recibirán no se aproximará a lo que necesitarán. Ese tipo de situaciones están fuera de nuestro control.

¿Qué ocurre con el tema de salud?
Tenemos buenos hospitales en el país, pero si los comparamos con lo que hay en Estados Unidos, estamos 20 años atrasados en tecnologías, maquinarias, tratamientos oncológicos y mucho más. Por eso, para temas muy serios, he visto muchos casos donde las personas pueden acceder a tratamientos menos invasivos y más efectivos en Estados Unidos, pero que son muchos más costosos y que no están al alcance de todos, porque no son coberturas disponibles en las alternativas locales. En general, cada vez más personas quieren complementar sus seguros locales con una segunda capa de protección que les dé acceso a Estados Unidos, ante una situación eventual y muy complicada, poder viajar a ese país y atenderse en el MD Anderson, el centro de atención oncológica número uno, o la Clínica Cleveland, o la Clínica Mayo, que son algunos de los mejores centros hospitalarios de Estados. Eso se puede hacer contratando una cobertura adicional que pueda proteger especialmente para casos precisos.

¿Cómo observa el mercado de los seguros de vida?
Basado en mi experiencia y en lo que veo en las publicidades de estos servicios, considero que este tipo de seguros se tienen que contratar, primero, pensando en la familia y, segundo, pensando en el retorno. De la forma tradicional, como se venden los seguros de vida localmente, el mensaje es “contrate un seguro de vida y te damos un retorno de 150 %, 170 % o 200 %”. Con este mensaje, se promocionan más los seguros de vida como productos de ahorros estructurados con componentes de vida, es decir, a más porcentaje garantizado, menos suma asegurada recibirán las familias.

¿Y qué consecuencias genera esta realidad en las familias?
Al promocionar un seguro de vida como un producto de ahorro e inversión y no como un producto de protección, muchas familias quedarán subaseguradas y eso es lo que se quiere evitar. Primero, un seguro de vida se contrata pensando en la protección de la familia y, segundo, pensando si se rentabiliza bien. En Perú, los seguros de vida ofrecen tasas muy bajas, en realidad, son unas de las más bajas de la región.

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