En algún momento, quienes incursionamos en el mundo de la fotografía, por profesión o por afición, nos preguntamos ¿qué marca o modelo de cámara debo adquirir?
Yo mismo me hice esa pregunta, en una ocasión, solo que no fue necesariamente al inicio de mi carrera, en aquellos días como estudiante de fotografía o durante mis primeros pininos como fotógrafo freelance. Mi primera cámara que obtuve fue, si mal no recuerdo en el año 2008, cuando aun cursaba los cursos de fotografía en la escuela de arte, en donde es un requisito esencial tener una cámara para realizar las asignaciones que, en ese entonces, las desarrollaba en película como el revelado y ampliación de las mismas en cuarto oscuro.
Por aquel entonces, no tuve este tipo de cuestionamientos debido a que heredé una Nikon N75 que me sirvió durante todo ese periodo de aprendizaje, siendo el inicio de una relación con la marca que hasta ahora mantengo. Aunque, como en toda relación existen altos y bajos, en ocasiones, rupturas permanentes o se vuelve con la convicción de mantener lo avanzado. La incertidumbre en mí se produjo de la siguiente manera: en los primeros años viviendo en los Estados Unidos de América (mediados del 2015), dejé de ejercer la fotografía profesional y mi pasión por esta carrera se convirtió en un pasatiempo.
En ese momento, tomaba fotografías de vez en cuando y me dedicaba a otras actividades totalmente ajenas a la fotografía. Tiempo después, mi pasión, como lo describí, volvió a inquietarme. Por eso, en el 2019, para ser exacto, decidí retomar mi vocación como mi carrera profesional y, en consecuencia, volví a desarrollar el arte de la fotografía, llevándome a ciertos conflictos al momento de decidir si continuaba con la marca que prefería por tanto tiempo o migraba a otra marca del mercado.
Conflictos internos
Y llegó el día en que me hice las preguntas del millón: ¿Qué cámara compro?, ¿continuó con el mismo sistema o migro a otro? En ese entonces, aún conservaba conmigo la cámara con la que trabajaba los últimos días que estuve viviendo en Lima (Perú), a mediados del 2015. Se trata de una Nikon D700 de sensor completo y de 12 millones de pixeles. No entro en detalles más profundos, para no extenderme, y evitar usar términos técnicos y complicados.
Así, a principios del 2019, decidí volver a tomar mi cámara para reanudar mi carrera, para ello, necesitaba actualizarme y, para mi sorpresa, en esa época se estaban produciendo muchos cambios en cuanto a la tecnología de las cámaras fotográficas y de todo su entorno.
Mi duda en cuanto a qué equipo debía adquirir se reflejó en los cambios bruscos de la tecnología, y del tiempo corto en el que han innovado sus últimas versiones o modelos las cámaras que se presentan actualmente en el mercado. Esta situación me llevó a hacerme muchos cuestionamientos, incluyendo consultas con colegas, y búsqueda de información vía Internet sobre las nuevas virtudes y ventajas de las dichosas cámaras disponibles en los últimos años.
Nikon, una marca muy reconocida a nivel mundial, inspira calidad y, sobre todo, un equipo confiable de hermosos acabados. Lamentablemente esta marca pasó por un “tiempo oscuro” en donde se “durmió en sus laureles”, por eso, Sony y Canon son compañías que se han impuesto sobre Nikon, en cuanto a capacidades técnicas de video y enfoque.
En ese sentido, mi romance con Nikon tuvo dudas, ya que no sabía si seguía con esta marca o simplemente cambiaba de proveedor de cámaras, por cuestiones de mantener mi nivel, con respecto a las tendencias del mercado. Así estuve “entre las cuerdas” para decidirme en un momento por una marca específica.
Mi decisión final
Entre conversaciones y buscando información que me ayudara a decidirme, hubo factores que me hicieron tomar una decisión, de la cual no me arrepiento en lo absoluto.
Yo me dedico en un 90 % a hacer fotografía de paisaje o documental, además, tengo inquietudes por la fotografía de objetos. Para suerte mía y de mi relación platónica con mi equipo fotográfico, Nikon despertó de su letargo, volviendo a meterse en competencia con las otras marcas del mercado.
Otro de los factores que me impulsaron a continuar con la citada marca es que, con el transcurrir del tiempo, adquirí objetivos o lentes y otros accesorios que complementan mi equipo fotográfico. Realizar un cambio me hubiese costado más trabajo que solo comprar una cámara nueva. Debemos de tener en cuenta que, de todo el equipo fotográfico, los lentes son lo más importantes y costosos. Considerando todo ello y, consciente de que no estoy enfocado en el video, era innecesario buscar una cámara que se inclinara más hacia esta propuesta audiovisual. Con esta afirmación, no niego que las últimas cámaras Mirrorless, lanzadas en el presente año, no estén al mismo nivel de su competencia.
Por eso, busqué una máquina que se adaptara a mis necesidades, y que entregue una buena relación entre calidad de imagen, velocidad de disparo y, sobre todo, un ISO que me ayude a tener imágenes con buena definición en situaciones de poca luz.
Nikon despertó de su letargo, volviendo a meterse en competencia con las otras marcas del mercado.
Conclusión
Para los fotógrafos que hacen la misma pregunta que origina este artículo, considero, primero, que se interroguen ¿a qué me voy a dedicar y qué tipo de fotografía o trabajo quiero realizar? De sus respuestas, dependerán las especificaciones que requerirán para un tipo de cámara fotográfica.
Lo segundo es identificar si vale la pena invertir tanto dinero en un equipo, en algunos casos, grande y pesado, que quizás solo se utilizará para realizar fotos caseras que serán compartidas en redes sociales. Tercero y muy válido, son los gustos personales que incluye las preferencias por una determinada marca.
Considerando estos pasos, tendremos claro qué equipo se ajusta mejor a nuestro bolsillo y luego, poco a poco, ir complementando con óptica y otros accesorios que ayuden con la iluminación, entre otras condiciones.
Cabe mencionar que, en los últimos tiempos, no hay mucha diferencia entre una marca y otra. Algunas cámaras presentan ciertas prestaciones poco diferentes a las de sus rivales comerciales.
A muchas personas, quizás no les haga falta una cámara profesional, ya que un teléfono inteligente disponible en los últimos años, es suficiente. Consideremos que es bastante incómodo portar por horas una cámara en el cuello, sin contar su agregado en la mochila que llevamos con uno o dos lentes, tarjetas de memoria, baterías, entre otros implementos.