Una de las primeras disposiciones de Francisco, luego de su elección como papa, (cabeza visible y líder de la Iglesia católica) el 13 de marzo del 2013, fue elegir su lugar de residencia a la Casa de Santa Marta.
“Vivo en la Casa de Santa Marta y no en el Palacio Apostólico porque me gusta estar entre la gente. No puedo estar solo”, expresó el papa para explicar el porqué de su decisión.
La habitación (suite 201) del obispo de Roma presenta una cama espartana, un crucifico, un salón y un baño. Es sencilla a simple vista.

“No es un lugar lujoso”
Sobre la vida diaria de Francisco en Santa Marta, una fuente confiable de esta residencia sostuvo que “no es un lugar lujoso sino cómodo”. Adicionalmente, dijo: “El papa se puede sentar donde él quiere, compartir su comidas, dialogar con obispos y cardenales, seguir haciendo una vida normal y sin aislarse en los aposentos pontificios. Pero recibirá en la sala de audiencias tradicional».
Por su parte, cuando el padre Federico Lombardi fue vocero de El Vaticano, expresó, con relación a la decisión del pontífice de habitar la citada residencia, lo siguiente: “El papa ha elegido una forma de vida simple y en convivencia con otros sacerdotes y obispos. Así podrá vivir con otros miembros del clero”.
Sin tarjetas de crédito
Santa Marta es un hotel eclesiástico que no acepta tarjetas de crédito. En sus suites se alojan cardenales, obispos, sacerdotes y académicos pontificios de todo el mundo. El local (adyacente a la basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano), donde laboran monjas y laicos, es administrado por la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y está controlado por un rector, un sacerdote italiano.
Esta residencia opera como un hotel con un restaurante, sala de reuniones, lavandería, varias capillas donde el papa ya ha dado misa, pero sin gimnasio o pileta de natación. Sus huéspedes solo pueden estar vinculados a la Iglesia católica.
129 habitaciones
La Casa de Santa Marta tiene cuatro plantas y un total de 129 habitaciones (106 son suites, 22 habitaciones dobles y un apartamento). Durante el cónclave (reunión que celebra el Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica para elegir a un nuevo obispo de Roma) cada cardenal se debe alojar en solitario, y su principal preocupación es procurar una pronta elección papal. La ocupación final de las habitaciones depende del resultado del sorteo a cargo del camarlengo (administrador de los bienes y los ingresos de la Santa Sede).
Cuando no es usada para el cónclave, la misma sirve de residencia para los cardenales y prelados durante sus estancias en Roma (Italia).

Con información de Clarín, Univisión y Wikipedia.